La era digital nos ha alcanzado y con ello la llegada de nuevos métodos de disposición y revisión de información, así como la innovación en el tratamiento de esta. En los últimos años, hemos sido testigos de cómo gracias a los efectos de la globalización, los avances en las tecnologías de información y la llegada de nuevas generaciones, nuestro entorno ha ido evolucionando en todos los aspectos, ya sea social, cultural, económico, político y financiero
El Contador Público no es ajeno a estos cambios. Hoy en día vemos, por ejemplo, cómo la implementación de la facturación electrónica vino a cambiar la estructura y forma de trabajo de todas las empresas. La información se genera y puede procesarse prácticamente en forma inmediata gracias a los avances informáticos y aplicaciones disponibles.
Si preguntamos a la gente qué imagen es la primera que se le viene a la mente cuando hablamos de un Contador Público, en varias ocasiones la respuesta es que visualizan una persona estresada, sentada detrás de un cerro de papeles pendientes de captura y revisión en un escritorio, en una oficina pequeña, ubicada al final del edificio de la compañía.
La realidad hoy en día es que debemos percibir al Contador Público como el asesor integral de negocios. Es la persona adecuada para generar y revisar la información financiera de las empresas y es de quien depende, en gran medida, el éxito o fracaso en las mismas. ¿Por qué? Simplemente porque los dueños, para tomar decisiones sobre sus negocios, se basan en la información que genera el Contador Público, razón por la cual, es parte fundamental en cualquier entidad.
Ahora bien, la profesión ha ido evolucionando a la par de los avances en las tecnologías de información y la nueva dinámica de los negocios. Sin importar cuál sea el campo de acción del Contador Público, el tipo de entidades donde se desempeñe, o bien, las habilidades o disciplinas que vaya a aplicar, en todas, se encuentra presente esta evolución y su impacto no es menor.
En el caso del Contador Público como auditor, esta evolución ha resultado más que interesante. De hecho, gracias al avance de las Tecnologías de Información (TI) y sus aplicaciones, los tiempos de trabajo del auditor se han visto reducidos hasta en 80%. La automatización de los procesos de selección de pruebas y/o muestras de auditoría, la lectura directa de las bases de datos de los movimientos contables y la elaboración automática de las hojas de trabajo, cédulas sumarias, analíticas y de resumen, son solo algunos de los ejemplos de cómo esta gran evolución ha ayudado en el desarrollo del trabajo del auditor.

Por otro lado, las autoridades fiscales han hecho lo propio, y es gracias a estos avances que tenemos no solo la facturación y contabilidad electrónica, sino que también a partir del ejercicio fiscal 2016, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) inició con las primeras auditorías electrónicas las cuales constituyeron una nueva modalidad mediante la cual, las autoridades fiscales llevan a cabo sus actos de fiscalización a través de medios electrónicos. Inclusive, hoy en día, el principal medio de interacción entre el SAT y los contribuyentes es el portal de esta autoridad. Somos testigos de un cambio radical en materia de fiscalización, donde las facultades de la autoridad pueden ya disponer de la información, de manera más inmediata, segregada y personalizada para cada contribuyente.
Así tenemos que, es gracias a estos cambios y reformas, que el término auditoría electrónica día a día es más común. Inclusive, en los trabajos cotidianos de auditoría, los Contadores cada vez implementan más sistemas, aplicaciones en la nube y nuevas tecnologías que lo ayudan a desarrollar un trabajo profesional, eficaz y eficiente.
Ahora bien, todos estos avances y cambios van más allá. Hoy en día el perfil del auditor debe responder a las nuevas exigencias desde un punto de vista académico pero también profesional, debiendo estar a la altura de las tendencias del mundo actual, las cuales demandan profesionistas capaces de adaptarse a los cambios constantes, con una visión internacional, ser creativos, innovadores, íntegros y éticos, con conocimiento de software y/o sistemas empresariales, y un alto grado de especialización en su área.
Esto representa una gran área de oportunidad para las nuevas generaciones (Millennials y Posmillennials, o bien, las llamadas generación “X” y generación “Y”), toda vez que son personas que por su propia naturaleza y cultura se adaptan fácil y rápido a los cambios, debido a la constante evolución tecnológica que han vivido en los últimos años (teléfonos fijos a inteligentes, disquetes a almacenamiento en la nube, formatos de video beta o VHS a blue-ray o aplicaciones de streaming, etcétera).
Los avances en tecnologías de la información también han influido en el actuar profesional del auditor. Se ha evolucionado de hacer cédulas de trabajo en hojas tabulares verdes de 4, 8, 12 o 16 columnas, a hojas de cálculo electrónicas, o bien desarrollos más avanzados mediante el uso de algún Enterprise Resource Planning (ERP) entre otros. Por otro lado, las recientes reformas fiscales han eliminado el uso del papel mediante el esquema de pagos referenciados de impuestos y la implementación de la factura electrónica.
En consecuencia, hoy en día existe la posibilidad de que 100% del trabajo de auditoría se lleve a cabo en forma digital: hojas de trabajo, sumarias y analíticas en formato digital y toda la evidencia necesaria mediante archivos electrónicos adjuntos a las mismas (ya sean en formato XML de facturas electrónicas, o bien, archivos de tipo PDF o como imágenes que den el soporte correspondiente). Por tal motivo, los tiempos que se requieren invertir en la revisión de los papeles de trabajo y las evidencias de auditoría han disminuido considerablemente gracias al uso de las TI.
Esta situación permite al Contador Público tener otro tipo de enfoque, inclusive, diversificar sus servicios y buscar que los mismos sean acordes a los tiempos actuales. Por ejemplo, lograr que la auditoría tenga una visión o enfoque un tanto más preventivo que correctivo, si bien es cierto que el trabajo del auditor consiste en revisar situaciones o hechos ya ocurridos en el pasado, también se debe considerar que existen situaciones que se pueden evaluar a futuro, planear y formar parte de un trabajo integral de prevención.
Debemos formar equipos multidisciplinarios con el objetivo primordial de generar y validar información financiera de calidad, que sea coherente, oportuna, útil, veraz, y que sea un soporte sólido para las personas responsables de la toma de decisiones.
Recordemos que, tanto la auditoría financiera como la preparación de la información, son la esencia de nuestra profesión, ya que aquí converge y se aplica gran parte de la normatividad contable. Por ello, se les debe dar la importancia que se merecen y los Contadores tenemos que ser capaces de transformarnos y evolucionar a la par de los cambios del mundo actual.
Queda claro hacia dónde va la profesión, buscando siempre corresponder a las exigencias de la sociedad y el entorno actual, y es en este punto donde la profesión trabaja de la mano con las escuelas y universidades, ya que estas deben contribuir a la formación integral de las nuevas generaciones.
Si bien es cierto que las universidades cuentan con grandes cualidades y ventajas competitivas, con una adecuada orientación académica, planes de estudios actualizados y, sobre todo, con una capacitación constante en la que se involucre, tanto el sector educativo como el profesional, el día de mañana estas nuevas generaciones seguro se convertirán en los líderes y profesionistas que nuestro país demanda y necesita.
Fuente:
Mtro. y C.P.C. Efrén Hernández Arenivas